lunes, 30 de septiembre de 2024

Encajando piezas de ajedrez

Cierra los ojos. Imagina un gran salón. Muchos tableros de ajedrez y una partida maestra en la que todas las personas presentes ponen su atención. Es la partida decisiva a nivel mundial. Sigue imaginando: ¿quiénes juegan? ¿Quiénes son los/as protagonistas?

Ahora piensa en nombres de personajes célebres en el mundo del ajedrez. Fisher, Karpov, Kasparov… ¿cuántos nombres de mujeres vienen a tu cabeza?

Y por último, pongámonos las gafas violeta de Nuria Varela. En ese escenario que hemos imaginado, ¿cuántas mujeres había? Seguro que pocas o incluso ninguna. En esa construcción irreal que hemos imaginado el valor histórico masculino asociado al ajedrez es más que evidente. Quizás una de las disciplinas en las que el estereotipo de hombre como jugador esté más presente.


¿Un ejemplo? Si buscas en Google ‘partidas históricas de ajedrez’ puede que encuentres muchas imágenes similares a esta:


En la documentación para esta actividad, llegó a mis manos la siguiente noticia: https://www.elespanol.com/malaga/cultura/educacion/20231027/juegan-mujeres-ajedrez-expertos-debaten-jornada-malaga/805169912_0.html. Solo el 10,8% de las personas que juegan al ajedrez en nuestro país son mujeres. Es una cifra demoledora.

El ajedrez es una disciplina asociada a la razón, a la estrategia, al desarrollo de complicadas tácticas… Valores intelectuales asociados tradicionalmente a la figura masculina. ¿Cómo es posible que en 2024 todavía tan solo una de cada diez personas que juegue al ajedrez sea mujer?

En la noticia indican que en los últimos años se ha detectado un ‘creciente interés femenino’ en esta práctica, pero, sin duda todavía queda mucho camino por recorrer. Un camino que puede ir de la mano de que medios de comunicación o contenidos audiovisuales muestren una nueva realidad, más contemporánea y en la que la mujer participe sin cortapisas en esta disciplina. Tras el estreno de la serie Gambito de dama hace pocos años, la cifra de mujeres que se animaron a jugar al ajedrez creció exponencialmente. Es justo ahí donde esa difusión colabora en un acercamiento a que lo ‘tradicionalmente masculino’ pase a ser ‘tradicionalmente universal’.

Y si los mass media colaboran en este avance, obviamente a nivel educativo y de Administración Pública también es necesaria la implicación. Talleres infantiles, fomento de actividades en asociaciones, actividades extraescolares o aplicación didáctica en las aulas sin duda favorecería a que niñas y niños conocieran en igualdad esta actividad y la practicaran sin diferencias. Como bien indican en la noticia inicial, la educación tiene una gran relevancia en el éxito de las mujeres en el ajedrez y su ‘integración masiva’ en las escuelas y en los clubes de ajedrez es totalmente fundamental para ello.

Que a partir de ahora, cuando pensemos en ajedrecistas célebres, cada vez haya más nombres de mujeres, como Judit Polgar, Hou Yifan o Maia Chiburdanidze. O que cada vez que nos venga a la mente una partida de ajedrez también lo haga el cuadro de la gran artista Sofonisba Anguisola, donde la mujer es la gran protagonista.

Y por supuesto que, a partir de ahora, el único jaque mate que veamos sea contra la desigualdad.

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